Laureano Márquez: El humorismo es un acto de amor
Entrevista con el humorista venezolano Laureano Márquez, parte de los entrevistados en el libro La risa se desnuda, de Cástor E. Carmona
Es la mismísima imagen del cordero que se aventura a entrar a la madriguera del lobo: antes de que suba el telón, el autor de la obra teatral La Reconstituyente —feroz muestra del humorismo inspirado en las arbitrariedades del poder— ajusta los últimos detalles de su presentación nada más y nada menos que en el teatro de la entonces DISIP, para ¿deleite? ¿disgusto? ¿venganza? del uniformado personal. Pero a Laureano Márquez (España, 1963) parece acostumbrado a estos ejercicios provocadores.
Politólogo egresado de la Universidad Central de Venezuela, especialización Filosofía, ejerce un humorismo destinado a cumplir —como afirma el propio Laureano— una sola misión: gritar, ya sea desde sus colaboraciones en la prensa, programas de radio, sketches televisivos y obras de teatro, que el rey está desnudo.
Autor de los libros Se sufre pero se goza, El código bochinche, Amorcito corazón, colaborador en periódicos con su columna Humor en serio, y maestro de las nuevas generaciones de humoristas, ha recibido denuncias judiciales tramitadas por gobiernos tan opuestos como el Carlos Andrés Pérez y el de Hugo Chávez Frías.
Durante su obra de teatro presentada en la sede de la DISIP, cita las palabras de Carlos Soublette, Presidente de Venezuela a mediados de 1800 y para quien «La República no se perderá porque el pueblo se ría de su gobernante. La República podrá perderse cuando el gobernante se ría de su pueblo».
— ¿Tiene el venezolano un humor que lo distinga?
— Primero debemos definir qué entendemos por humor. El humor venezolano, por ejemplo, no se puede evaluar por los programas cómicos de la televisión. Tenemos una larga trayectoria humorística con grandes representantes, Aquiles y Aníbal Nazoa, Pedro León Zapata, por ejemplo, ofrecen un humor a la altura de cualquier país del primer mundo, con una calidad y dominio excelentes. Hay de todo en la familia del humor.
— ¿Es de calidad el humor venezolano?
— El humorismo de cada país emula su composición cultural. Las naciones que gozan de una educación de gran calidad tienen un humor de gran calidad. Así como se dice que los países tienen los gobernantes que merecen, así mismo obtienen el humor que merecen. De la misma forma como luchamos por merecer mejores gobernantes, debemos luchar por merecer mejores humoristas.
— Colaboras en la prensa, la radio, el teatro, la televisión. ¿Existe alguna diferencia en el ejercicio del humor entre uno y otro escenario, más allá de lo técnico?
— A cada medio lo distingue una característica en particular. En la televisión predomina el deseo de ser un producto masivo. Eso también se da en el teatro y en la prensa ocurre lo mismo, pero de forma más reflexiva. El lector de prensa no recurre a una crónica para reírse, sino para atender planteamientos sazonados con ciertos elementos humorísticos. El teatro, por su parte, se vincula mucho con la inspiración del momento y la reacción del público.
— ¿El éxito de La Reconstituyente es el resurgir del teatro humorístico de crítica política, más allá del teatro de cachifas y gais rocheleros?
— La Reconstituyente se diferencia de otro tipo de teatro humorístico por su contenido político. El otro teatro plantea temas ligeros, no de tanta actualidad histórica.
— Dice Pedro León Zapata que la posición antipoder del humorismo es oportunista porque sabe de antemano que el espectador, al identificarse con este, se reirá del chiste contra el opresor.
— Estoy de acuerdo con Zapata en que la mofa contra los poderosos siempre estará ganada por el humorista debido a que siempre el poder será objeto de la sátira. Pero eso no significa que la batalla sea fácil, por el contrario, existen diversas maneras de mofarse del poder, y la agudeza y la sátira encarnan todo ese arte.
En El rey Lear, de William Shakespeare, el bufón es el único que puede decirle las grandes verdades al rey, a ese poderoso monarca al que todos temen y ante quien los más osados tiemblan. No es que el humorista sea más valiente que el resto de los seres humanos, lo que sucede es que se sabe propietario de un arma poderosísima.
Por otro lado, el humor y el amor son hermanos gemelos. El humorista ríe de aquello que ama o que le inquieta. Esto lo expresó con mucha claridad Hans Gerhard Grünenbaum al referirse a la risa del profeta Daniel: «Lo que demuestra Daniel al exhibir su humor, es que no existe verdadero amor si él no abre la risueña posibilidad de la risa».
El humor es, también, un arma de seducción.
Humorismo accidental
— ¿Los poderosos pueden ser humorísticos? ¿Hugo Chávez Frías es humorístico?
— No hay nada peor que el humor accidental. Es una tragedia que la gente se ría en una obra de teatro que pretenda ser seria.
— No se trata de humorismo, sino de ridiculez.
— El propósito de Chávez no es hacer reír. Pero es terrible que provoque risa.
— Luis Miquilena y José Vicente Rangel fundaron, junto con Kotepa Delgado, el periódico humorístico La Pava Macha. ¿Ellos evolucionaron o, por el contrario, involucionaron tras detentar el poder?
— No hay nada peor para perder el humor que hacerse gobierno. Cuando uno es oposición, es fácil hacer humor. Como ejemplo, tenemos hoy a muchos humoristas que ahora están en el gobierno, y han perdido su humor. Eso se nota en sus artículos. Perdieron la gracia, la capacidad de ironizar, se convirtieron en corifeos de la actualidad.
El humor no es dominación. Es lucha contra la dominación.
¿Logros del humorismo?
— ¿Podría el humorismo venezolano contabilizar sus logros?
— Sí. Históricamente, ha contribuido a debilitar a algunos gobiernos, como fue el caso del de Cipriano Castro o, con lo que se llamó la Delpinada, el de Guzmán Blanco. Desconozco hasta qué punto el humor pueda derrocar un gobierno, pero, sin duda, contribuye a socavar sus bases.
— Ciertos críticos señalan que el humor solo sirve para pasar la situación, que reír ayuda a aguantar las penas.
— Uno no desea que la situación esté mal para tener material para hacer humor, uno siempre tendrá material, la situación nunca estará lo suficientemente buena como para que no haya de qué burlarse. Siempre que en una sociedad exista poder, habrá de qué burlarse.
No creo que el humorista sea necesariamente demagógico en ese sentido, sino que hay distintos tipos de sátiras, unas apuntan al centro y desnudan el poder, otras se quedan en la superficie. En lo particular, creo en el humor argumentativo, crítico, el que enuncia postulados. Sobre lo político, juro sobre la solemne Acta de Independencia que no volveré a votar en una elección presidencial hasta que no se me ofrezca un proyecto coherente, razonable y justo. Un proyecto que represente una síntesis de lo que el futuro gobierno piensa hacer en el plazo que le toque gobernar y de cómo ese plazo se vincula con un sentido histórico más profundo.
— ¿Ha sido objeto de la censura en alguno de los medios con los que colabora?
— Nunca en los artículos para la prensa, pero en la televisión se ve más que en el teatro y que en la prensa. En la planta de televisión donde trabajaba existía un departamento de censura cuyos integrantes veían los programas antes de ser transmitidos, para eliminar aquello que no fuera conveniente. Además de eso, había presiones del gobierno. Sobre todo, uno observaba entre los colegas humoristas una cierta autocensura. Eso prolifera en la televisión.
— ¿Se ha enterado sobre casos de censura de programas humorísticos por parte del gobierno de Chávez?
— Chávez hizo recientemente unas críticas en su programa de radio a sus imitadores en la televisión. Seguidamente y por orden de la alta gerencia de la planta, en Venevisión se paralizaron las sátiras. Eso, evidentemente, no fue una medida ordenada por un organismo censor, pero bastaron sus palabras…
— Creía que Chávez tomaba con buen humor sus imitaciones.
— No ha censurado directamente. Por ahora.
Lee el texto completo y muchas entrevistas más con reconocidos humoristas de la prensa venezolana, en mi libro La risa se desnuda, disponible en versión papel y digital.
Periodista egresado de la Universidad del Zulia (LUZ) y comunicador visual. Diplomado en Marketing de Empresas por la Universidad Central de Venezuela. Gerente de Escarpia Producciones y creador de miinfoproducto.com. Autor de los libros La risa se desnuda, Crónicas de lo crónico, El Manual de la Malicia.